Introducción a la filosofía
Objetivos
·
Conocer
la etimología (le la palabra filosofía y las condiciones que le
dieron origen.
·
Distinguir las diferentes actitudes humanas, en especial la actitud
filosófica.
·
Comprender las distintas definiciones
de filosofía que se han dado a lo largo de
la historia.
·
Distinguir las disciplinas filosóficas v su correspondiente objeto de
estudio.
Introducción
Filosofía, Historia
y sociedad están íntimamente vinculadas. Se ha sostenido que un hombre práctico puede vivir muy bien sin
una filosofía. Sin embargo, no ha habido un gran movimiento en la historia que
no haya sido, a la vez, un movimiento filosófico.
Las principales tendencias filosóficas se hallan siempre estrechamente ligadas a los conflictos
sociales y a los movimientos políticos. Además, las cuestiones fundamentales no
son nunca de interés puramente especulativo, sino que frecuentemente surgen o
son sugeridas por los problemas sociales de la época.
Entre otros temas, el presente capítulo se adentra en el origen de la filosofía y en la
explicación de las diferentes definiciones que sobre ella se han dado. No
siempre la filosofía ha sido entendida como la entendemos ahora; las diferentes
culturas y sociedades han tenido una peculiar visión de lo que ella significa.
Asimismo, exploraremos el significado de la actitud, el conocimiento filosófico
y su importancia
para reflexionar sobre temas de
la vida social actual. De otro lado, conoceremos la contribución de las diferentes disciplinas
filosóficas que han permitido un mejor conocimiento de la realidad en su
integralidad.
1. PALABRA FILOSOFÍA
Empezaremos nuestro curso de filosofía por aquello que quizás sea lo más
sencillo: su definición etimológica. La palabra filosofía proviene de la
antigua lengua griega y está compuesta de las raíces fitó que significa amor, y sofía
que se traduce como sabiduría. Por ello, etimológicamente, filosofía se traduce
como amor a la sabiduría.
Por otro lado, desde la antigüedad griega muchos pensadores han concebido
la filosofía como un amor a la sabiduría pero de forma desinteresada, es decir,
que no busca ningún provecho inmediato con el conocimiento que alcanza. De esa
manera fue utilizado el verbo filosofar (que es incluso más antiguo que el
sustantivo filosofía) por el historiador griego Heródoto, al contar que un rey
—de nombre Creso— se dirige a un sabio muy famoso de su tiempo llamado Solón y
le dice que su tema se debe a que busca filosofar, es decir, investigar
desinteresadamente.
También fue de esa misma utilización el sustantivo filósofos por
Heráclito de Éfeso, al afirmar que los filósofos son sabedores de muchas cosas,
lista misma posición sobre la filosofía la encontramos en la época romana,
cuando el historiador Marco Tulio Cicerón, en el siglo 1 de nuestra era,
sostuvo que el primero en llamarse a sí mismo filósofo fue Pitágoras de Samos,
pues —cuenta Cicerón— Pitágoras expresó que mientras algunos están detrás de
alguna fama o lucro, hay otros que, al ser libres, no buscan ningún
reconocimiento y sólo atinan a investigar cómo ocurren las cosas; estos últimos
son los filósofos, siendo él uno de ellos.
2. CONDICIONES PARA EL SURGIMIENTO DE LA
FILOSOFÍA
Una fuerte tendencia pretende concebir toda filosofía como una actitud de
querer conocer por el conocimiento mismo. Sin embargo, este planteamiento
carece de sustento. Pitágoras (en el relato de Cicerón) nos va a dar un indicio
de la falsedad cíe esa tesis. Hay que percatarnos de algo interesante: este
pensador sostiene que los filósofos son ciertas personas que no buscan
reconocimiento porque son libres. ¿Qué significa ello? Significa que no todos
los seres humanos han podido ser filósofos y tampoco hoy lo pueden ser. ¿Y por
qué no todos pueden serlo?
Debido a una fuerte tendencia de gran influjo en nuestra educación
(proveniente principalmente de Europa y Estados Unidos), se considera que la
filosofía se inició en Grecia, entre los siglos Vil y VI a. n. e.,
específicamente en las colonias que tenían los griegos en la región de Jonia,
localidad de Mileto, patria de Thales, considerado por ello el primero de los
filósofos. Pero la antigua Grecia —como todo lugar en el mundo— poseyó ciertos
rasgos peculiares, es decir, características que la distinguían de otros
pueblos.
Las características que tienen las sociedades son muy importantes para
que haya aparee ido no sólo la filosofía sino también otras manifestaciones
políticas o culturales. Si entendemos bien estas características que
condicionaron el surgimiento de la filosofía, comprenderemos en qué consiste
esa libertad que refería Pitágoras.
2.1.
CONDICIONES OBJETIVAS
Se considera como condiciones objetivas a las formaciones económicas y
sociales. A estas condiciones las vamos a dividir en condición estructural y
condiciones superestructurales.
2.1.1.
Condición estructural
Hace referencia al conjunto de relaciones económicas que permite a los
hombres que viven en sociedad satisfacer sus necesidades básicas. Es un modo de
producción en el que están integradas las fuerzas productivas (los hombres y
los instrumentos de producción) y las relaciones de producción (ejemplos: la
relación entre amos y esclavos que hubo en Grecia o la relación entre
empresarios y trabajadores que encontramos actualmente).
De esa forma, a partir del modo de producción esclavista ocurre una
división en la sociedad de tal manera que mientras muchos hombres se dedican a
actividades productivas (como la agricultura y la pesca), otros grupos
sociales, las minorías, al no tener necesidad de trabajar para poder vivir
(dado que eran dueños de los instrumentos de producción , y con ello el
producto de su trabajo) van a tener libertad económica suficiente, lo que
motivará que algunos de ellos tengan tiempo para conocer, para adquirir
conocimientos. De ahí que el surgimiento de las clases sociales es la condición
básica para que haya aparecido toda filosofía a lo largo de la historia.
2.1.2.
Condiciones superestructurales
Es el conjunto de ideas, representaciones, conceptos e instituciones
religiosas, morales, artísticas, jurídicas, políticas, educativas, sociales y
filosóficas que son determinadas en última instancia por la base económica.
Entonces, vamos a ver que los filósofos van a estar también muy influenciados
por esas condiciones. Por ejemplo, la formación religiosa que tuvo Platón
influyó en su defensa de la idea de la inmortalidad del alma. El apoyo que
recibió del Estado de su país el alemán Hegel hizo que este filósofo sea un
tenaz defensor del sistema político de Alemania a inicios del siglo XIX.
2.2.
CONDICIONES SUBJETIVAS
Para explicar el origen de toda filosofía, la tradición filosófica
occidental ha resaltado aspectos subjetivos en los filósofos. Tales aspectos
estarían vinculados con motivaciones cognoscitivas o emocionales. Sin embargo,
sabemos que aquello no es así: la filosofía licué por origen una base material.
2.2.1.
El asombro o admiración
A decir del filósofo ateniense Platón y de su discípulo Aristóteles, la
filosofía se inicia con la admiración, que es una especie de perplejidad y
asombro, estado en que el filósofo está en constante cuestionamiento de todo
aquello que lo rodea; no acepta las cosas, ni lo que le dicen sobre las cosas
sin reflexionar sobre ellas. Ante el mundo, el filósofo no reacciona como lo
hacen muchas personas, a quienes les parece habitual que existan montañas, valles,
cielo o personas; frente a ello el filósofo se hace preguntas como ¿cuál es el
principio de todo lo existente?, ¿qué es el hombre? o ¿por qué el mundo es así?
2.2.2. La situación límite
Para el filósofo alemán Karl Jaspers, la filosofía se origina en la
situación límite. Situaciones límite son momentos de circunstancias significativas,
como es el caso de la muerte de un amigo. Es en esa situación cuando nos
preguntamos ¿existe una vida más allá de la vida terrenal?, ¿existe Dios? O
cuando pasamos por una crisis económica, reflexionamos sobre la justicia y la
desigualdad social. Por ello, para Jaspers no puede surgir la filosofía en una
circunstancia habitual y cotidiana, sino en situaciones subjetivas que impulsen
a hacer preguntas filosóficas. Desde esta perspectiva, afirma que como estas
situaciones se pueden presentar en cualquier ser humano, entonces todos podemos
filosofar y hacer preguntas filosóficas.
3. ACTITUDES HUMANAS
En sus diversas actividades sociales, los seres humanos se encuentran
rodeados por objetos que son producto de la naturaleza y de su trabajo. Ante
estos objetos del mundo reaccionamos de diversa manera, y a aquellas formas de
reaccionar las denominamos actitudes. Dentro de las actitudes que tiene el ser
humano podemos resaltar las siguientes:
3.1. LA ACTITUD PRAGMÁTICA
Es una de las actitudes predominantes en la sociedad actual. Quienes
asumen esta actitud consideran las cosas como algo a ser usado y consumido, y
por lo tanto con alguna utilidad. Se puede observar esta actitud en una ama de
casa que tiene hijos en la etapa de infancia, y que acude al mercado a
comprarles ropa; ella sabe que les debe comprar ropa de talla mayor a la de su
medida, dado que los infantes crecen de modo más rápido; es así que ella busca
lo más útil y beneficioso. El problema con esta actitud está en considerar que
hasta las relaciones personales, como la amistad o el matrimonio, deben
establecerse buscando beneficio; situación que refleja un sistema económico que
tiene como objetivo principal el lucro.
3.2.
LA ACTITUD RELIGIOSA
Es la actitud que los seres humanos muestran cuando consideran que todo
aquello que les rodea es obra de un ser divino, que en todo lo observado está
el reflejo o accionar de algún dios, y que es posible incluso tener contacto
con él para algún favor. Por ejemplo, en las procesiones religiosas, los
devotos piden con fe a una imagen que interceda por ellos ante la divinidad
para que los ayude en algún problema económico, educativo o sentimental. Sin
embargo, esta actitud también se observa en ciertos científicos, quienes
intentan conciliar ciencia con religión, debido a sus limitaciones para
explicar determinados fenómenos.
33.
LA ACTITUD ESTÉTICA
Es la actitud que muestra el gozo que sienten los seres humanos ante la
percepción de objetos que considera bellos, como un hermoso rostro, el
ocultamiento del Sol en una tarde de verano, poesías muy bien elaboradas o una
melodía.
3.4.
LA ACTITUD MORAL
El hombre se encuentra en actitud moral cuando califica acciones como
correctas o incorrectas. Es el caso de la aprobación de una conducta que es
aceptada como buena, como por ejemplo la de un joven que hace cruzar la pista a
una anciana o la -de quien presta su cuaderno a su compañero como muestra de
desprendimiento. La actitud moral también se muestra con la desaprobación
mediante el reproche y la censura, cuando por ejemplo observamos que un juez
recibe dinero para beneficiar a alguien.
LA ACTITUD CIENTÍFICA
Es propia de las actividades que realizan
algunos seres humanos con el fin de conseguir conocimiento científico.
Se caracteriza por ser selectiva, dado que el
científico
distingue en la realidad diferentes dominios y busca especializarse en uno de
ellos. Por ejemplo, el dominio de los números es abordado por los matemáticos
mientras que el de los animales es objeto de estudio de los zoólogos.
La actitud científica es metódica, es decir, los
conocimientos propios de esta forma de reaccionar han sido obtenidos mediante
una serie de procedimientos rigurosos que son aceptados por una comunidad de hombres de ciencia.
Por lo mismo que es metódica, esta actitud es sistemática, ya que los procedimientos que realizan los científicos no son desordenados sino que se integran en un conjunto organizado de conocimientos que reflejan objetivamente un ámbito de la realidad también organizada.
De entre las diversas actitudes humanas,
encontramos la actitud religiosa y la actitud científica.
4. LA ACTITUD FILOSÓFICA
De modo habitual se considera que todo ser
humano puede reflexionar filosóficamente. Sin embargo, como hemos visto,
aquella caracterización no es correcta, pues todo conocimiento filosófico se
modela a partir de una forma de reaccionar que es producto, en última
instancia, de las relaciones sociales de una economía determinada.
Es así que
cuando en un momento determinado de nuestra vida reflexionamos sobre asuntos
como la existencia de la libertad, el origen del mundo, la condición humana o
los valores, estamos reflejando no una actitud pragmática,
religiosa, estética, moral o científica, sino otra muy diferente, pues
espontáneamente manifestamos una actitud que abarca la totalidad ya sea de la
realidad entera o de una entidad determinada. Esta es la actitud filosófica.
Pero seguramente las
respuestas que nos damos son de diferentes tipos. Por ejemplo,
al preguntarnos sobre si existe un origen en el universo, respondemos que ese
origen fue la voluntad de algún dios y hay que aceptar ello por fe. Es así que
nuestra actitud filosófica que surgió espontáneamente se ve apagada por una
respuesta de carácter mítico-religioso.
Aunque es posible generar
otra respuesta que nos obligue a utilizar nuestra racionalidad de forma
rigurosa y por lo tanto crítica. Y más aún, si comenzamos a investigar
lo que dijeron diversos filósofos sobre ese asunto, entonces nuestra actitud ya
no es simplemente espontánea, sino se ha elevado hacia un nivel académico. Este
nivel filosófico-académico es el que va a dar origen a todo conocimiento filosófico.
4.1. CARACTERÍSTICAS DE LA ACTITUD
FILOSÓFICA
4.1.1. Totalizadora o universal
La actitud filosófica es totalizadora dado
que siempre le ha interesado el conocimiento de la totalidad, sea de la
realidad entera o de aspectos de máxima generalidad. Por ello ha pretendido
abarcar todo, desde las entidades naturales hasta las más abstractas. En su investigación, el
filósofo reflexiona sobre todo lo existente y sobre asuntos de amplitud mayor
(como hombre, conocimiento, ciencia, valores), a diferencia de los científicos
que cada vez buscan especializarse más.
4.1.2. Radical
La actitud filosófica es radical dado que busca
comprender aquello que determina en última instancia (fundamentos, esencias,
principios o raíces) cada una de las cosas o de la realidad entera. Esta
característica se ve reflejada cuando Aristóteles sostiene que los filósofos
son quienes buscan los primeros principios y causas.
4.1.3. Trascendental
La actitud filosófica es trascendental puesto que
al dirigirse hacia los fundamentos de las cosas y de la realidad entera, no
limita su investigación a una determinada medida o punto de referencia, sino
que incluso puede buscar los principios de aquellos presupuestos, elaborando teorías que van más allá de lo
inmediato a nosotros. Entonces podemos afirmar que el filósofo no acepta alguna
convención o punto de partida que, en cambio, sí tiene el científico. Por
ejemplo, cuando el filósofo indaga sobre la naturaleza de los números, o busca
definir el concepto de materia, está trabajando sobre aspectos que la ciencia
da por sobreentendidos.
4.1.4. Racional
La actitud filosófica
es racional porque al dirigirse totalizadora, radical y trascendentalmente
hacia las cosas, elabora teorías argumentativas. Es decir, cuando afirma alguna
tesis, el filósofo la explica, la sustenta racionalmente. De esa manera elabora
un conocimiento que no es un conjunto de creencias o supersticiones
incoherentes. Así, todo filósofo utiliza la razón como principal instrumento
para su comprensión del mundo.
4.1.5. Crítica
La actitud filosófica es crítica porque es
racional. Es decir, el filósofo —por medio de la razón— hace un análisis
riguroso de diversas teorías —sean religiosas, científicas o filosóficas—,
cuestionando los prejuicios, creencias o supuestas verdades. De esta manera la filosofía
se opone al dogmatismo o a la existencia de autoridades que proponen tesis
irrefutables.
En la historia de la filosofía
tenemos múltiples ejemplos que resaltan esta actitud; uno de los más conocidos
lo tenemos en la expresión atribuida a Aristóteles: Soy amigo de Platón,
pero más amigo soy de la verdad.
4.1.6. Problemática
La actitud filosófica es problemática porque al
cuestionar racionalmente, los filósofos encuentran problemas, donde se creía
que solo existían verdades. Es decir, el filósofo problematiza constantemente, no se conforma con algún
conocimiento logrado, e incluso actualiza problemas.
Nota: Estas son las principales características
que posee toda actitud filosófica. Sin embargo, a ¡o largo de la historia
observamos que algunos filósofos revelan otras características en su actitud.
Dentro de aquellas características resaltan las siguientes:
A. Especulativa
Esta actitud la encontramos, por ejemplo, en
Aristóteles,
cuando sostiene que la filosofía no es práctica, sino puramente teórica, y que
permite comprender aquel primer motor que es causa primera del mundo.
Igualmente, algunos filósofos
proponen que existe una región más allá del universo mismo, y que es objeto del
verdadero conocimiento, alcanzable sólo en la medida que en nuestras
reflexiones dejemos de lado la realidad misma.
B. Metódica
Encontramos esta actitud, por ejemplo, en el
siglo XVII con el francés Descartes, quien sostiene que
para que el conocimiento filosófico sea riguroso, debe ser producto de una
serie de pasos muy similares a los que se sigue en matemática.
De igual manera, algunos pensadores han
elaborado sus conocimientos filosóficos utilizando un conjunto de
procedimientos.
C. Sistemática
Un claro ejemplo de esta actitud la
encontramos, en el siglo XIX, en el alemán Hegel, quien sostiene que el
saber supremo es aquel que comprende cómo la totalidad de la realidad es
producto de un despliegue racional y organizado de un espíritu universal, que
va desde el espíritu mismo hacia la filosofía, pasando por la naturaleza, el
Estado y el hombre.
Igualmente, algunos pensadores han elaborado
sus conocimientos filosóficos de tal manera que pretenden reflejar
de forma organizada y de una vez y para siempre el orden que existe en la
realidad.
5. DEFINICIONES DE FILOSOFÍA
Hemos visto que la
actitud filosófica
es el punto de partida del conocimiento filosófico. Sin embargo, a lo largo de
la historia de la filosofía europea, los filósofos han concebido de muchas
maneras la filosofía, sea como actitud o como conocimiento. Esto revela que la
forma de comprender la filosofía ha variado con el devenir histórico.
Platón define la filosofía como un procedimiento
(denominado por él dialéctica) que nos permite conocer entidades absolutas
—como el Bien y la Justicia— que conforman el Mundo de las Ideas. De esa
manera, el filósofo se encuentra preparado para asumir el compromiso político
de guiar a otros seres humanos hacia la verdadera felicidad que está en aquel
mundo.
El discípulo
más famoso de Platón, Aristóteles,
sostuvo que la filosofía es la ciencia primera y teórica de los primeros
principios y causas de todo lo existente. Es decir, es un saber contemplativo
por excelencia (está desligado de alguna utilidad inmediata) que permite
conocer a Dios (y por eso también se le denomina Teología) o al ser en cuanto
ser (y por eso también se le denomina Metafísica).
En el feudalismo se presenta una fuerte
preponderancia de la fe, la cual genera que la filosofía
pierda su autonomía. Es así que pensadores de esa época, como Agustín de Hipona, sostendrán que hacer filosofía
consiste en argumentar y defender racionalmente conceptos que provienen de la
fe.
En los inicios del
capitalismo, el filósofo inglés Francis
Bacon
consideró que la filosofía deja de lado a los individuos, que no se aplica a
las impresiones primeras que se producen en nosotros, sino a las nociones
generales que se sacan de ellos por abstracción, es decir, por el uso de las
facultades racionales.
Como vemos, aquella época produce una forma de concebir al hombre como un ser que tiene la
suficiente capacidad racional para que su comprensión del mundo no dependa de
la fe. Por eso, Rene Descartes propuso que la filosofía sea una especie de raíz
del árbol de las ciencias, y para que esta raíz sea vigorosa, debe desarrollarse mediante
el uso de la razón. Entonces, para este filósofo
francés, la filosofía es la
ciencia que busca las causas primeras que fundamenten las demás ciencias.
El siglo XVIII continúa la
tendencia que concibe la razón como liberadora del hombre. Es así que el alemán
Immanuel Kant va a sostener que comúnmente (o
mundanamente) se entiende la filosofía como la ciencia que busca relacionar los
diversos conocimientos para conseguir los fines liberadores que persigue la razón.
Para lograr ese objetivo, la filosofía responde: ¿qué puedo conocer?, ¿qué debo
hacer?, ¿qué me cabe esperar?, y la más importante —porque aglutina a las otras—
¿qué es el hombre? En cambio, académicamente (o escolarmente) la filosofía es
un único conjunto sistemático de conocimientos, valioso por sí mismo y que da
el valor y fundamento a las demás. Entonces, considerar la libertad como
finalidad de la razón permite que Kant afirme que uno no es filósofo porque
conoce lo dicho por otros pensadores, sino principalmente porque es libre en
sus reflexiones; es decir, según Kant, el verdadero filósofo es capaz de pensar
por sí mismo. Por ello su sentencia: "No se aprende filosofía, sólo se
aprende a filosofar".
En el siglo XIX, el alemán Georg Wilhelm Hegel sostuvo que la filosofía es la sabiduría suprema (la compara con la
lechuza que acompañaba a Minerva, la Atenea griega, diosa de la sabiduría),
producto de un espíritu que se concreta en una determinada sociedad y que
refleja su desarrollo; aunque florece cuando la sociedad que engendra este
conocimiento se encuentra en su ocaso. De ahí su sentencia: "La lechuza de
Minerva solo emprende vuelo al anochecer".
Karl Marx y Friedrich Engels fueron filósofos que en su juventud asumieron
algunas ideas de Hegel; sin embargo, sus investigaciones y, principalmente, su
posición a favor de los oprimidos, les permitieron concebir la filosofía como
una actividad teórica que tiene como objeto de estudio la totalidad de la
realidad y de los asuntos humanos, pero con una finalidad práctica, pues busca
Cambiar el mundo a partir de su correcta comprensión. De ahí que, por ejemplo,
Marx declare que los filósofos no solo deben comprender el mundo sino
principalmente transformarlo.
En el siglo XX, el alemán Edmund Husserl sostiene que la filosofía es una ciencia que tiene como objeto de
estudio esencias trascendentales que proporcionan tanto claridad al
entendimiento humano como una fundamentación de las otras ciencias.
Sin embargo, mientras filósofos como Hegel, Marx y Husserl consideran que
la filosofía es también un conocimiento, otros como el austríaco Ludwig Wittgenstein, consideran que sólo es una actitud. Dirá
Wittgenstein que una actitud filosófica permite que caigamos en el embrujo del
lenguaje. Es decir, que le demos sentido o el carácter de científico a
expresiones que no hacen alguna referencia sobre un hecho inmediato. Por eso,
para este filósofo la filosofía no es ciencia, sino actividad esclarecedora del
lenguaje.
6. EL CONOCIMIENTO FILOSÓFICO
Por nuestra parte, vamos a concebir el conocimiento filosófico como un conjunto de ideas que estudia las leyes y los asuntos más generales de la realidad, para luego —mediante su comprensión— transformarla con la práctica social (actividades productivas, políticas y científicas).
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