sábado, 6 de septiembre de 2025

Introducción a la filosofía

 Introducción a la filosofía



Objetivos

·        Conocer la etimología (le la palabra filosofía y las condiciones que le dieron origen.

·        Distinguir las diferentes actitudes humanas, en especial la actitud filosófica.

·        Comprender las distintas definiciones de filosofía que se han dado a lo largo de la historia.

·        Distinguir las disciplinas filosóficas v su correspondiente objeto de estudio.

 

Introducción

Filosofía, Historia y sociedad están íntimamente vinculadas. Se ha sostenido que un hombre práctico puede vivir muy bien sin una filosofía. Sin embargo, no ha habido un gran movimiento en la historia que no haya sido, a la vez, un movimiento filosófico.

Las principales tendencias filosóficas se hallan siempre estrechamente ligadas a los conflictos sociales y a los movimientos políticos. Además, las cuestiones fundamentales no son nunca de interés puramente especulativo, sino que frecuentemente surgen o son sugeridas por los problemas sociales de la época.

Entre otros temas, el presente capítulo se adentra en el origen de la filosofía y en la explicación de las diferentes definiciones que sobre ella se han dado. No siempre la filosofía ha sido entendida como la entendemos ahora; las diferentes culturas y sociedades han tenido una peculiar visión de lo que ella significa. Asimismo, exploraremos el significado de la actitud, el conocimiento filosófico y su importancia para reflexionar sobre temas de la vida social actual. De otro lado, conoceremos la contribución de las diferentes disciplinas filosóficas que han permitido un mejor conocimiento de la realidad en su integralidad.

 

1. PALABRA FILOSOFÍA

Empezaremos nuestro curso de filosofía por aquello que quizás sea lo más sencillo: su definición etimológica. La palabra filosofía proviene de la antigua lengua griega y está compuesta de las raíces fitó que significa amor, y sofía que se traduce como sabiduría. Por ello, etimológicamente, filosofía se traduce como amor a la sabiduría.

Por otro lado, desde la antigüedad griega muchos pensadores han concebido la filosofía como un amor a la sabiduría pero de forma desinteresada, es decir, que no busca ningún provecho inmediato con el conocimiento que alcanza. De esa manera fue utilizado el verbo filosofar (que es incluso más antiguo que el sustantivo filosofía) por el historiador griego Heródoto, al contar que un rey —de nombre Creso— se dirige a un sabio muy famoso de su tiempo llamado Solón y le dice que su tema se debe a que busca filosofar, es decir, investigar desinteresadamente.

También fue de esa misma utilización el sustantivo filósofos por Heráclito de Éfeso, al afirmar que los filósofos son sabedores de muchas cosas, lista misma posición sobre la filosofía la encontramos en la época romana, cuando el historiador Marco Tulio Cicerón, en el siglo 1 de nuestra era, sostuvo que el primero en llamarse a sí mismo filósofo fue Pitágoras de Samos, pues —cuenta Cicerón— Pitágoras expresó que mientras algunos están detrás de alguna fama o lucro, hay otros que, al ser libres, no buscan ningún reconocimiento y sólo atinan a investigar cómo ocurren las cosas; estos últimos son los filósofos, siendo él uno de ellos.

 

2. CONDICIONES PARA EL SURGIMIENTO DE LA FILOSOFÍA

Una fuerte tendencia pretende concebir toda filosofía como una actitud de querer conocer por el conocimiento mismo. Sin embargo, este planteamiento carece de sustento. Pitágoras (en el relato de Cicerón) nos va a dar un indicio de la falsedad cíe esa tesis. Hay que percatarnos de algo interesante: este pensador sostiene que los filósofos son ciertas personas que no buscan reconocimiento porque son libres. ¿Qué significa ello? Significa que no todos los seres humanos han podido ser filósofos y tampoco hoy lo pueden ser. ¿Y por qué no todos pueden serlo?

Debido a una fuerte tendencia de gran influjo en nuestra educación (proveniente principalmente de Europa y Estados Unidos), se considera que la filosofía se inició en Grecia, entre los siglos Vil y VI a. n. e., específicamente en las colonias que tenían los griegos en la región de Jonia, localidad de Mileto, patria de Thales, considerado por ello el primero de los filósofos. Pero la antigua Grecia —como todo lugar en el mundo— poseyó ciertos rasgos peculiares, es decir, características que la distinguían de otros pueblos.

Las características que tienen las sociedades son muy importantes para que haya aparee ido no sólo la filosofía sino también otras manifestaciones políticas o culturales. Si entendemos bien estas características que condicionaron el surgimiento de la filosofía, comprenderemos en qué consiste esa libertad que refería Pitágoras.

 

2.1.     CONDICIONES OBJETIVAS

Se considera como condiciones objetivas a las formaciones económicas y sociales. A estas condiciones las vamos a dividir en condición estructural y condiciones superestructurales.

 

2.1.1.    Condición estructural

Hace referencia al conjunto de relaciones económicas que permite a los hombres que viven en sociedad satisfacer sus necesidades básicas. Es un modo de producción en el que están integradas las fuerzas productivas (los hombres y los instrumentos de producción) y las relaciones de producción (ejemplos: la relación entre amos y esclavos que hubo en Grecia o la relación entre empresarios y trabajadores que encontramos actualmente).

De esa forma, a partir del modo de producción esclavista ocurre una división en la sociedad de tal manera que mientras muchos hombres se dedican a actividades productivas (como la agricultura y la pesca), otros grupos sociales, las minorías, al no tener necesidad de trabajar para poder vivir (dado que eran dueños de los instrumentos de producción , y con ello el producto de su trabajo) van a tener libertad económica suficiente, lo que motivará que algunos de ellos tengan tiempo para conocer, para adquirir conocimientos. De ahí que el surgimiento de las clases sociales es la condición básica para que haya aparecido toda filosofía a lo largo de la historia.

 

2.1.2.    Condiciones superestructurales

Es el conjunto de ideas, representaciones, conceptos e instituciones religiosas, morales, artísticas, jurídicas, políticas, educativas, sociales y filosóficas que son determinadas en última instancia por la base económica. Entonces, vamos a ver que los filósofos van a estar también muy influenciados por esas condiciones. Por ejemplo, la formación religiosa que tuvo Platón influyó en su defensa de la idea de la inmortalidad del alma. El apoyo que recibió del Estado de su país el alemán Hegel hizo que este filósofo sea un tenaz defensor del sistema político de Alemania a inicios del siglo XIX.

 

2.2.     CONDICIONES SUBJETIVAS

Para explicar el origen de toda filosofía, la tradición filosófica occidental ha resaltado aspectos subjetivos en los filósofos. Tales aspectos estarían vinculados con motivaciones cognoscitivas o emocionales. Sin embargo, sabemos que aquello no es así: la filosofía licué por origen una base material.

 

2.2.1.    El asombro o admiración

A decir del filósofo ateniense Platón y de su discípulo Aristóteles, la filosofía se inicia con la admiración, que es una especie de perplejidad y asombro, estado en que el filósofo está en constante cuestionamiento de todo aquello que lo rodea; no acepta las cosas, ni lo que le dicen sobre las cosas sin reflexionar sobre ellas. Ante el mundo, el filósofo no reacciona como lo hacen muchas personas, a quienes les parece habitual que existan montañas, valles, cielo o personas; frente a ello el filósofo se hace preguntas como ¿cuál es el principio de todo lo existente?, ¿qué es el hombre? o ¿por qué el mundo es así?

 

2.2.2. La situación límite

Para el filósofo alemán Karl Jaspers, la filosofía se origina en la situación límite. Situaciones límite son momentos de circunstancias significativas, como es el caso de la muerte de un amigo. Es en esa situación cuando nos preguntamos ¿existe una vida más allá de la vida terrenal?, ¿existe Dios? O cuando pasamos por una crisis económica, reflexionamos sobre la justicia y la desigualdad social. Por ello, para Jaspers no puede surgir la filosofía en una circunstancia habitual y cotidiana, sino en situaciones subjetivas que impulsen a hacer preguntas filosóficas. Desde esta perspectiva, afirma que como estas situaciones se pueden presentar en cualquier ser humano, entonces todos podemos filosofar y hacer preguntas filosóficas.

 

3. ACTITUDES HUMANAS

En sus diversas actividades sociales, los seres humanos se encuentran rodeados por objetos que son producto de la naturaleza y de su trabajo. Ante estos objetos del mundo reaccionamos de diversa manera, y a aquellas formas de reaccionar las denominamos actitudes. Dentro de las actitudes que tiene el ser humano podemos resaltar las siguientes:

 

3.1.     LA ACTITUD PRAGMÁTICA

Es una de las actitudes predominantes en la sociedad actual. Quienes asumen esta actitud consideran las cosas como algo a ser usado y consumido, y por lo tanto con alguna utilidad. Se puede observar esta actitud en una ama de casa que tiene hijos en la etapa de infancia, y que acude al mercado a comprarles ropa; ella sabe que les debe comprar ropa de talla mayor a la de su medida, dado que los infantes crecen de modo más rápido; es así que ella busca lo más útil y beneficioso. El problema con esta actitud está en considerar que hasta las relaciones personales, como la amistad o el matrimonio, deben establecerse buscando beneficio; situación que refleja un sistema económico que tiene como objetivo principal el lucro.

 

3.2.     LA ACTITUD RELIGIOSA

Es la actitud que los seres humanos muestran cuando consideran que todo aquello que les rodea es obra de un ser divino, que en todo lo observado está el reflejo o accionar de algún dios, y que es posible incluso tener contacto con él para algún favor. Por ejemplo, en las procesiones religiosas, los devotos piden con fe a una imagen que interceda por ellos ante la divinidad para que los ayude en algún problema económico, educativo o sentimental. Sin embargo, esta actitud también se observa en ciertos científicos, quienes intentan conciliar ciencia con religión, debido a sus limitaciones para explicar determinados fenómenos.

 

33.     LA ACTITUD ESTÉTICA

Es la actitud que muestra el gozo que sienten los seres humanos ante la percepción de objetos que considera bellos, como un hermoso rostro, el ocultamiento del Sol en una tarde de verano, poesías muy bien elaboradas o una melodía.

 

3.4.     LA ACTITUD MORAL

El hombre se encuentra en actitud moral cuando califica acciones como correctas o incorrectas. Es el caso de la aprobación de una conducta que es aceptada como buena, como por ejemplo la de un joven que hace cruzar la pista a una anciana o la -de quien presta su cuaderno a su compañero como muestra de desprendimiento. La actitud moral también se muestra con la desaprobación mediante el reproche y la censura, cuando por ejemplo observamos que un juez recibe dinero para beneficiar a alguien.

 

LA ACTITUD CIENTÍFICA

Es propia de las actividades que realizan algunos seres humanos con el fin de conseguir conocimiento científico.

Se caracteriza por ser selectiva, dado que el científico distingue en la realidad dife­rentes dominios y busca especializarse en uno de ellos. Por ejemplo, el dominio de los números es abordado por los matemáticos mientras que el de los animales es objeto de estudio de los zoólogos.

La actitud científica es metódica, es decir, los conocimientos propios de esta forma de reaccionar han sido obtenidos mediante una serie de procedimientos rigurosos que son aceptados por una comunidad de hombres de ciencia.

Por lo mismo que es metódica, esta actitud es sistemática, ya que los procedimientos que realizan los científicos no son desordenados sino que se integran en un conjunto organizado de conocimientos que reflejan objetivamente un ámbito de la realidad también organizada.

De entre las diversas actitudes humanas, encontramos la actitud religiosa y la actitud científica.

 

4. LA ACTITUD FILOSÓFICA

De modo habitual se considera que todo ser humano puede reflexionar filosóficamente. Sin embargo, como hemos visto, aquella caracterización no es correcta, pues todo conocimiento filosófico se modela a partir de una forma de reaccionar que es producto, en última instancia, de las relaciones sociales de una economía determinada.

Es así que cuando en un momento determinado de nuestra vida reflexionamos sobre asuntos como la existencia de la libertad, el origen del mundo, la condición humana o los valores, estamos reflejando no una actitud pragmática, religiosa, estética, moral o científica, sino otra muy diferente, pues espontáneamente manifestamos una actitud que abarca la totalidad ya sea de la realidad entera o de una entidad determinada. Esta es la actitud filosófica.

Pero seguramente las respuestas que nos damos son de diferentes tipos. Por ejemplo, al preguntarnos sobre si existe un origen en el universo, respondemos que ese origen fue la voluntad de algún dios y hay que aceptar ello por fe. Es así que nuestra actitud filosófica que surgió espontáneamente se ve apagada por una respuesta de carácter mítico-religioso.

Aunque es posible generar otra respuesta que nos obligue a utilizar nuestra racionalidad de forma rigurosa y por lo tanto crítica. Y más aún, si comenzamos a investigar lo que dijeron diversos filósofos sobre ese asunto, entonces nuestra actitud ya no es simplemente espontánea, sino se ha elevado hacia un nivel académico. Este nivel filosófico-académico es el que va a dar origen a todo conocimiento filosófico.

 

4.1.    CARACTERÍSTICAS DE LA ACTITUD FILOSÓFICA

 

4.1.1. Totalizadora o universal

La actitud filosófica es totalizadora dado que siempre le ha interesado el conocimiento de la totalidad, sea de la realidad entera o de aspectos de máxima generalidad. Por ello ha pretendido abarcar todo, desde las entidades naturales hasta las más abstractas. En su investigación, el filósofo reflexiona sobre todo lo existente y sobre asuntos de amplitud mayor (como hombre, conocimiento, ciencia, valores), a diferencia de los científicos que cada vez buscan especializarse más.

 

4.1.2. Radical

La actitud filosófica es radical dado que busca comprender aquello que determina en última instancia (fundamentos, esencias, principios o raíces) cada una de las cosas o de la realidad entera. Esta característica se ve reflejada cuando Aristóteles sostiene que los filósofos son quienes buscan los primeros principios y causas.

 

4.1.3. Trascendental

La actitud filosófica es trascendental puesto que al dirigirse hacia los fundamentos de las cosas y de la realidad entera, no limita su investigación a una determinada medida o punto de referencia, sino que incluso puede buscar los principios de aquellos presupuestos, elaborando teorías que van más allá de lo inmediato a nosotros. Entonces podemos afirmar que el filósofo no acepta alguna convención o punto de partida que, en cambio, sí tiene el científico. Por ejemplo, cuando el filósofo indaga sobre la naturaleza de los números, o busca definir el concepto de materia, está trabajando sobre aspectos que la ciencia da por sobreentendidos.

 

4.1.4.       Racional

La actitud filosófica es racional porque al dirigirse totalizadora, radical y trascendentalmente hacia las cosas, elabora teorías argumentativas. Es decir, cuando afirma alguna tesis, el filósofo la explica, la sustenta racionalmente. De esa manera elabora un cono­cimiento que no es un conjunto de creencias o supersticiones incoherentes. Así, todo filósofo utiliza la razón como principal instrumento para su comprensión del mundo.

 

4.1.5.       Crítica

La actitud filosófica es crítica porque es racional. Es decir, el filósofo —por medio de la razón— hace un análisis riguroso de diversas teorías —sean religiosas, científicas o filosóficas—, cuestionando los prejuicios, creencias o supuestas verdades. De esta manera la filosofía se opone al dogmatismo o a la existencia de autoridades que proponen tesis irrefutables.

En la historia de la filosofía tenemos múltiples ejemplos que resaltan esta actitud; uno de los más conocidos lo tenemos en la expresión atribuida a Aristóteles: Soy amigo de Platón, pero más amigo soy de la verdad.

 

4.1.6.       Problemática

La actitud filosófica es problemática porque al cuestionar racionalmente, los filósofos encuentran problemas, donde se creía que solo existían verdades. Es decir, el filósofo problematiza constantemente, no se conforma con algún conocimiento logrado, e incluso actualiza problemas.

Nota: Estas son las principales características que posee toda actitud filosófica. Sin embargo, a ¡o largo de la historia observamos que algunos filósofos revelan otras características en su actitud. Dentro de aquellas características resaltan las siguientes:

A.              Especulativa

Esta actitud la encontramos, por ejemplo, en Aristóteles, cuando sostiene que la filo­sofía no es práctica, sino puramente teórica, y que permite comprender aquel primer motor que es causa primera del mundo.

Igualmente, algunos filósofos proponen que existe una región más allá del universo mismo, y que es objeto del verdadero conocimiento, alcanzable sólo en la medida que en nuestras reflexiones dejemos de lado la realidad misma.

 

B.              Metódica

Encontramos esta actitud, por ejemplo, en el siglo XVII con el francés Descartes, quien sostiene que para que el conocimiento filosófico sea riguroso, debe ser producto de una serie de pasos muy similares a los que se sigue en matemática.

De igual manera, algunos pensadores han elaborado sus conocimientos filosóficos utilizando un conjunto de procedimientos.

C.              Sistemática

Un claro ejemplo de esta actitud la encontramos, en el siglo XIX, en el alemán Hegel, quien sostiene que el saber supremo es aquel que comprende cómo la totalidad de la realidad es producto de un despliegue racional y organizado de un espíritu universal, que va desde el espíritu mismo hacia la filosofía, pasando por la naturaleza, el Estado y el hombre.

Igualmente, algunos pensadores han elaborado sus conocimientos filosóficos de tal manera que pretenden reflejar de forma organizada y de una vez y para siempre el orden que existe en la realidad.

 

5. DEFINICIONES DE FILOSOFÍA

Hemos visto que la actitud filosófica es el punto de partida del conocimiento filosófico. Sin embargo, a lo largo de la historia de la filosofía europea, los filósofos han concebido de muchas maneras la filosofía, sea como actitud o como conocimiento. Esto revela que la forma de comprender la filosofía ha variado con el devenir histórico.

Platón define la filosofía como un procedimiento (denominado por él dialéctica) que nos permite conocer entidades absolutas —como el Bien y la Justicia— que conforman el Mundo de las Ideas. De esa manera, el filósofo se encuentra preparado para asumir el compromiso político de guiar a otros seres humanos hacia la verdadera felicidad que está en aquel mundo.

El discípulo más famoso de Platón, Aristóteles, sostuvo que la filosofía es la ciencia primera y teórica de los primeros principios y causas de todo lo existente. Es decir, es un saber contem­plativo por excelencia (está desligado de alguna utilidad inmediata) que permite conocer a Dios (y por eso también se le denomina Teología) o al ser en cuanto ser (y por eso también se le denomina Metafísica).

En el feudalismo se presenta una fuerte preponderancia de la fe, la cual genera que la filosofía pierda su autonomía. Es así que pensadores de esa época, como Agustín de Hipona, sostendrán que hacer filosofía consiste en argumentar y defender racionalmente conceptos que provienen de la fe.

En los inicios del capitalismo, el filósofo inglés Francis Bacon consideró que la filosofía deja de lado a los individuos, que no se aplica a las impresiones primeras que se producen en noso­tros, sino a las nociones generales que se sacan de ellos por abstracción, es decir, por el uso de las facultades racionales.

Como vemos, aquella época produce una forma de concebir al hombre como un ser que tiene la suficiente capacidad racional para que su comprensión del mundo no dependa de la fe. Por eso, Rene Descartes propuso que la filosofía sea una especie de raíz del árbol de las ciencias, y para que esta raíz sea vigorosa, debe desarrollarse mediante el uso de la razón. Entonces, para este filósofo francés, la filosofía es la ciencia que busca las causas primeras que fundamenten las demás ciencias.

El siglo XVIII continúa la tendencia que concibe la razón como liberadora del hombre. Es así que el alemán Immanuel Kant va a sostener que comúnmente (o mundanamente) se entiende la filosofía como la ciencia que busca relacionar los diversos conocimientos para conseguir los fines liberadores que persigue la razón. Para lograr ese objetivo, la filosofía responde: ¿qué puedo conocer?, ¿qué debo hacer?, ¿qué me cabe esperar?, y la más importante —porque aglutina a las otras— ¿qué es el hombre? En cambio, académicamente (o escolarmente) la filosofía es un único conjunto sistemático de conocimientos, valioso por sí mismo y que da el valor y fundamento a las demás. Entonces, considerar la libertad como finalidad de la razón permite que Kant afirme que uno no es filósofo porque conoce lo dicho por otros pensadores, sino principalmente porque es libre en sus reflexiones; es decir, según Kant, el verdadero filósofo es capaz de pensar por sí mismo. Por ello su sentencia: "No se aprende filosofía, sólo se aprende a filosofar".

En el siglo XIX, el alemán Georg Wilhelm Hegel sostuvo que la filosofía es la sabiduría suprema (la compara con la lechuza que acompañaba a Minerva, la Atenea griega, diosa de la sabiduría), producto de un espíritu que se concreta en una determinada sociedad y que refleja su desarrollo; aunque florece cuando la sociedad que engendra este conocimiento se encuentra en su ocaso. De ahí su sentencia: "La lechuza de Minerva solo emprende vuelo al anochecer".

Karl Marx y Friedrich Engels fueron filósofos que en su juventud asumieron algunas ideas de Hegel; sin embargo, sus investigaciones y, principalmente, su posición a favor de los oprimidos, les permitieron concebir la filosofía como una actividad teórica que tiene como objeto de estudio la totalidad de la realidad y de los asuntos humanos, pero con una finalidad práctica, pues busca Cambiar el mundo a partir de su correcta comprensión. De ahí que, por ejemplo, Marx declare que los filósofos no solo deben comprender el mundo sino principalmente transformarlo.

En el siglo XX, el alemán Edmund Husserl sostiene que la filosofía es una ciencia que tiene como objeto de estudio esencias trascendentales que proporcionan tanto claridad al entendimiento humano como una fundamentación de las otras ciencias.

Sin embargo, mientras filósofos como Hegel, Marx y Husserl consideran que la filosofía es también un conocimiento, otros como el austríaco Ludwig Wittgenstein, consideran que sólo es una actitud. Dirá Wittgenstein que una actitud filosófica permite que caigamos en el embrujo del lenguaje. Es decir, que le demos sentido o el carácter de científico a expresiones que no hacen alguna referencia sobre un hecho inmediato. Por eso, para este filósofo la filosofía no es ciencia, sino actividad esclarecedora del lenguaje.

 

6. EL CONOCIMIENTO FILOSÓFICO

Por nuestra parte, vamos a concebir el conocimiento filosófico como un conjunto de ideas que estudia las leyes y los asuntos más generales de la realidad, para luego —mediante su comprensión— transformarla con la práctica social (actividades productivas, políticas y científicas).

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